© Didier Loza
(México, 1984)
Mi primer contacto con el cuento fue gracias mi madre: la recuerdo leyéndome a Oscar Wilde, Francisco Hinojosa, Las mil y una noches. La recuerdo contándome cuentos del folclore popular, con esa habilidad para crear un personaje tan solo con el tono de su voz. Mi abuelo era un contador de historias nato, quizá por eso narrar me parece una forma primordial de comunicación, una manifestación de cariño.
Crecí con muchos cuentos a la mano: ediciones baratas de los hermanos Grimm, de Andersen; historietas de La pequeña Lulú, Archie, el pato Donald. Cuando fueron insuficientes, me mudé a la Biblioteca Pública. Más tarde empecé a escribir mis propias historias y fui de un taller literario a otro. Mis ganas de seguir leyendo me empujaron a abandonar mi ciudad: estudié la licenciatura en letras en Zacatecas y una maestría en estudios de literatura mexicana en Guadalajara, pero siempre vuelvo a mi casa, Durango, desde donde imparto clases en línea, aunque prefiero lo presencial.
He publicado cinco libros de cuentos, tres de poesía y una novela (en mi semblanza oculto, por pudor, mis escritos tempranos). He ganado becas, residencias de creación y algunos premios.
La literatura me ha dado todo: estudios, trabajo, viajes, amigos, amores e incluso uno que otro enemigo; a cambio, decidí entregarle mi honestidad y mi vida, que son lo único que en verdad poseo.
Otras actividades en las que participa:
Literatura con huevos y machaca
Encuentro Internacional de Cuentistas