El mundo natural, aun pareciendo tan deslumbrante, es mucho más rico y complejo de lo que podemos percibir. Está repleto de colores y patrones invisibles a nuestra mirada, pero fundamentales para las criaturas que sí los detectan. Tonalidades infrarrojas, destellos fluorescentes, matices polarizados y gamas ultravioleta. Este arcoíris que se esconde de nuestros ojos, les confiere a los organismos su verdadero aspecto. Traza códigos sobre su superficie, señales destinadas para comunicarse con los suyos o con los de otras especies. Es la manera en la que ellos se detectan entre sí, y la forma en la que leen el entorno que les rodea. Gracias a los colores UV: las aves rapaces detectan desde el aire los rastros de orina de sus presas; las mariposas y abejas identifican las pistas de aterrizaje dibujadas sobre las flores; los escorpiones encuentran a sus parejas, y las plantas carnívoras atraen a su merienda. Te esperamos para explorar este fascinante campo que está revolucionando nuestro entendimiento biológico. Si la bioluminiscencia propulsó un cambio de paradigma respecto a la vida en las profundidades marinas, la biofluorescencia promete hacerlo sobre la superficie.