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Prensa

 

Guadalajara, Jalisco, a 01 de diciembre de 2023

Inteligencia artificial: la gran brecha de género

Martha Casas, Leticia Ramírez, Marisol Flores e Ivete Bravo pusieron sobre la mesa la escasa participación de las mujeres en el desarrollo de esta tecnología

 

“Queremos que las niñas sean capaces de imaginarse en otras formas”, señaló Leticia Ramírez, miembro del Centro de Investigación en Matemáticas (Cimat) y una de las investigadoras que estuvo en el panel: “Mujeres en IA” como parte del programa de FIL Ciencia.

Ramírez compartió que, según un estudio de 2018 de la revista Wired, la participación de las mujeres a escala global fue apenas de 20 por ciento en Países Bajos; de 13, en Estados Unidos,  y sólo de 8.7 por ciento en  España, único país hispanoparlante del análisis. Ivete Bravo, también miembro del Cimat, agregó que otro estudio, realizado en 2022, cuantificó que en el desarrollo tecnológico de las inteligencias artificiales en América Latina las mujeres representan sólo 18 por ciento de los investigadores activos. 

Pese a que ha habido un incremento de 7.4 por ciento en los trabajos relacionados con inteligencias artificiales a escala mundial, la brecha continúa siendo notoria, así lo señaló Marisol Flores, profesora de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Flores explicó al auditorio que los cambios tecnológicos afectan la vida cotidiana y, a su vez, la vida cotidiana termina por afectar la tecnología, por lo cual es importante hablar de los procesos tecnológicos y, además, de una intersección de género debido a la poca representación.

“Los sesgos de género”, comentó Martha Casas, miembro del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt,) “se aprecian en el hecho histórico de que en la actualidad tan sólo 22 por ciento de los investigadores de todo el mundo, es mujer. También queda preguntar, ¿qué puestos desarrollan esas mujeres? ¿Son puestos de toma de decisiones?”. Otra de las interrogantes abordadas en la mesa de diálogo fue el impacto de la inteligencia artificial sobre la cotidianidad, pasando por la ética de seguridad y las repercusiones al medio ambiente por el consumo de energía. Las investigadoras hablaron del ejemplo de la informática ghanesa Joy Buolamwini, quien en 2018 publicó un artículo donde denunciaba los sesgos raciales y de género en los sistemas de identificación biométrica.

El sesgo sucede, principalmente, como consecuencia de la homogeneidad de las voces en las inteligencias artificiales, que llega a ser ajena a los problemas sociales, enfatizaron todas. “Es importante retomar todas las preguntas que no se hacen acerca de las inteligencias artificiales, porque ninguna tecnología se da en el vacío, toda tecnología tiene una dimensión social, cultural, política, artística, geográfica”.

Por último, las investigadoras dijeron que algunas de las exigencias que se deben hacer de forma colectiva son solicitar la transparencia para que se explique cómo operan los algoritmos que hacen funcionar las inteligencias artificiales para poder cuantificar sus riesgos y tomar precauciones. “Es necesario e importante desmitificar  a la inteligencia artificial; no concebirla en un sentido abstracto. Después de todo, no es un producto automatizado que funciona por sí mismo, siempre hay gente. Necesitamos ser parte de un cuerpo supervisor: conocer sus procesos y límites”, coincidieron.

Para cerrar, comprtieron las siguientes páginas con perspectiva de género en el desarrollo tecnológico: Women IA,  Women Data Size y  Mexicanas en Ciencias de Datos.

 

Para más información contacte a:

Mariño González, coordinadora general de Prensa y Difusión, al teléfono (+52) 33 3810 0331, ext. 950