Subir
imagen FIL imagen FIL

Prensa

 

Guadalajara, Jalisco, a 03 de diciembre de 2024

Cuando los protagonistas se materializan ante sus autores

Dolores Redondo, Tomasz Różycki, Ioana Pârvulescu y Ana Margarida de Carvalho compartieron sus experiencias en el Festival de las Letras Europeas

 

Como si se materializaran delante de sus ojos, en medio de escenarios nuevos o callejones que no llevan a ninguna parte, los personajes de las historias de los escritores parecen adquirir voluntad propia, aseguraron los invitados al Festival de las Letras Europeas, programa que desde hace trece años organiza la Unión Europea para traer lo mejor de las letras de su continente a los lectores de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Este año tomaron la palabra la rumana Ioana Pârvulescu, la española Dolores Redondo, el polaco Tomasz Różycki y la portuguesa Ana Margarida de Carvalho, quienes respondieron a los temas que la moderadora Claudia Gavinho puso sobre la mesa,  y alguna que otra duda de los asistentes.

Solicitó al variado grupo de escritores que hablaran sobre sus obras, sus temas, cómo elegían las historias y a sus personajes. Dolores Redondo respondió a grandes rasgos que ella escribe sobre las cosas más importantes de la vida, que para ella son el amor y la muerte, elementos presentes en todas sus novelas junto con otro elemento: la rabia, porque el género que eligió para su literatura es la novela negra, y este se basa en algo que indigne profundamente al autor.

Su novela negra se compone de elementos que le fueron cotidianos al crecer en el país vasco, como el matriarcado presente en familias con mujeres al mando de la casa porque los hombres se iban lejos a trabajar, mezclados con ingredientes puramente místicos relacionados con creencias y prácticas de su pueblo, más antiguas que el cristianismo, y que después fueron calificadas como brujería.

Por ejemplo, su más reciente novela habla de un crimen de odio que se dio al inicio de las guerras, cuando los asesinos aprovechan la confusión para cometer crímenes que no tienen nada que ver con el conflicto, sino con venganzas, con odios que han ido conservando en su interior, y que salen a flote con el pretexto de la revuelta. En su novela asesinan a una mujer señalada de ser bruja.

La rumana Ioana Pârvulescu compartió, sin más, que sus textos están cargados de inspiración autobiográfica. Sus antepasados y su infancia están presentes en sus líneas, como en uno de sus relatos donde el protagonista principal es su antigua casa, el lugar que vio crecer y morir a las generaciones que la precedieron.

Para el polaco Tomasz Różycki responder a la pregunta fue complicado, pues es un poeta, y lo que pasa con los poetas, dijo, es que para ellos es difícil explicar sobre qué escriben, pues la poesía habla de algo en sí misma sujeto a la interpretación. Contó que cuando su hijo estaba en el kínder le encargaron de tarea hablar sobre oficio de sus padres. Cuando tocó su turno dijo que su papá era un poeta. “¿Y tu mamá?”, “Mi mamá es normal”, respondió. No obstante, reconoció que alguno de sus textos sí puede tener un hilo conductor, como una compilación que tituló Capitán X, que trata sobre un astronauta que ve la Tierra desde lejos y nota que todo cambia: la historia, el clima, la naturaleza.

Para la escritora y crítica literaria portuguesa Ana Margarida de Carvalho, su tema principal es la violencia, pese a que aseguró ser una persona pacífica: como odia la violencia, escribe sobre ella. Su más reciente obra consta de diez  cuentos de guerra aderezada con historias de amor, el cual también tienen su dosis de crueldad, como la que puede generar un amor imposible, las historias de Romeos y de Julietas que provocan sentimientos horribles como los celos, la envidia o la posesión. El amor también puede ser usado para segregar, o tormentoso.

Un cuestionamiento obligado fue sobre su proceso creativo, esto es, cómo las historias imaginadas terminan vertidas en las páginas. Redondo contestó que ella lleva consigo a sus personajes. Escribe a mano y cuando lo hace puede verlos de frente cuando discuten. Piensa mucho en las novelas, nunca ha escrito una historia que no haya vivido cuatro o seis años en su mente antes de escribirla, y aun así no sabe qué es lo que va a pasar. Es como cavar un túnel bajo tierra, ir del punto A al punto B, sabe que busca el final, pero no tiene la certeza de hacia dónde debe cavar. En ocasiones hace hallazgos, abre cavernas que no la llevan a ninguna parte o se desvían mucho de su camino. Cuando está a punto de terminar una novela, siente cómo la siguiente la presiona para que ya acabe, como si los personajes de la siguiente historia le dijeran que ya es su momento, lo siente como algo vivo.

Pârvulescu, quien antes que escritora es docente, admitió que con ella hay una lucha entre lo administrativo y la escritura, normalmente la escritura espera hasta que pague sus facturas, entonces le queda poco tiempo para

escribir. Cuando está de vacaciones lo hace, pero como hace mucho calor en Bucarest, sus novelas casi siempre empiezan en invierno, para sentir aire fresco, cuando menos a sus pensamientos. Al igual que Redondo, ella también ve a sus personajes, camina entre ellos, en su mundo y en el tiempo en que se desarrollan sus tramas.

Es consciente de que sus personajes son buenos cuando estos se vuelven independientes y ya no puede guiar la voluntad de los habitantes de sus historias. Cuando eso ocurre está bien, es como la vida, no podemos hacer que los demás hagan lo que queremos contra su voluntad, entonces los personajes hacen lo que quieren, pueden perder la vida, aunque el autor no lo quiera.

Aunque no es su fuerte, Różycki contestó que recientemente publicó una novela llamada Los ladrones de bombillas, que cuenta la historia de un niño que vivía en Polonia en los años ochenta en un edificio horrible, en un departamento horrible, en un ambiente horrible, pero que era feliz porque era un niño. Su familia no tenía nada, si acaso vinagre, y un buen día consiguieron granos de café, entonces los padres le dijeron que fuera a pedir prestado el molino al vecino. El problema era que el vecino vivía del otro lado del edificio, al que sólo se llegaba por un pasillo que no tenía bombillas. “Él tiene que pasar por el corredor oscuro. La historia es muy sencilla porque no soy un gran novelista”.

Finalmente, Ana Margarida de Carvalho dijo sin más que es una escritora desordenada. “Trabajo en el caos, es muy creativo, el caos es un orden para ser descifrado. Una meta de trabajo es dejarse contaminar y estar bajo el efecto del asombro deslumbrarse con las cosas pequeñas”. Ella también está siempre con sus personajes. El ser narrador es duro, solitario y obsesivo.

En una ocasión hizo un ensayo sobre la soledad y quiso saber cuál era la profesión más solitaria, por lo que pensó en los trabajadores de los faros. Fue a entrevistar a unos que había en una pequeña isla, quienes le dijeron que no se sentían solos, eran los porteros de la Tierra, veían todo lo que ocurre en el mar, en las costas, y les gustaba mucho. Entonces pensó que la profesión más solitaria es ser escritor, al menos en su experiencia, porque están solos al momento de tomar las decisiones de sus historias.

Desde que se organiza el Festival de las Letras Europeas se han presentado 113 escritores. El año pasado fueron 75 los autores representativos de los 27 estados miembros de la Unión Europea, quienes visitaron la FIL, cuando fue la Invitada de Honor. Este año, las sesiones continúan el martes 3 de diciembre con Dylan Brennan, Claudia Durastanti, Neige Sinno, Deniz Utlu, y el miércoles 4 de diciembre con Yuri Andrukhovych, Eva Meijer, Carolina Schutti, Ulla Lenze. Las sesiones son a las 19:00 horas, en el salón E del Área Internacional.

 

Para más información contacte a:

Mariño González, coordinadora general de Prensa y Difusión, al teléfono (+52) 33 3810 0331, ext. 950