©Deborah Valença

 

Mi padre es poeta y mi madre bibliotecóloga, así que empecé a escribir así como otros aprenden a afeitarse: no por decisión personal, sino como parte de esas cosas que toca hacer en la vida. Cierta dispersión me llevó a la prensa: primero a la revista Caretas; luego, al diario El Comercio.

    En 2003 publiqué mi primer poemario, Marineros y Boxeadores, bajo el influjo de Melville, Stevenson y Conrad; al que siguió, cuatro años después, Frágiles trofeos. De la prensa pasé a la publicidad y de la publicidad a la edición.

    Luego hice todo junto a la vez que publicaba un pequeño conjunto de prosas, La forma de los hombres que vendrán, a lo que siguió La muerte de un burgués. Por obsesión reconstruí el paso de Melville por Lima en 1843, licencia que publiqué como una falsa novela epistolar bajo el nombre de La ciudad más triste. Este año publiqué Al norte de los ríos del futuro. En octubre asumí la gerencia editorial de Planeta.

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